En el mundo moderno actual, el sedentarismo se ha convertido en una epidemia silenciosa que amenaza la salud pública.

A medida que aumentan las comodidades modernas, también lo hace nuestra tendencia a pasar largas horas en actividades sedentarias, ya sea trabajando en un escritorio, viendo televisión o navegando por internet. Por ello, (y aunque tú también lo hagas) como profesionales de la salud, tenemos la responsabilidad y el deber de educar a nuestros pacientes sobre la importancia de mantener un estilo de vida activo.

Sin embargo, comunicar este mensaje puede ser complicado, pues a nadie le gusta escuchar que no está haciendo lo suficiente en términos de su salud. Por ello, hablemos de cómo llevar un enfoque detallado y comprensivo para comunicar efectivamente a tus pacientes que necesitan moverse más.

Crear Conciencia Sobre los Riesgos

El primer paso para abordar este problema es crear conciencia. Sí, lo más complicado del tema.

Abordar directamente los riesgos asociados con la inactividad física puede ser un buen punto de partida. Efectivo para la conversación, pues ya de primera instancia has ubicado en la mente del paciente el problema en un contexto más amplio de salud y bienestar.

Lo que sigue será establecer conexiones claras entre el estilo de vida sedentario y las enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y las enfermedades cardíacas.

Lee también: La Nueva Generación de Soluciones de Monitoreo Holter

Para hacer esto, puedes recurrir a información respaldada por la investigación científica. Utiliza estadísticas y estudios para fortalecer tu argumento, pero asegúrate de hacerlo de una manera comprensible para tus pacientes.

También, puedes usar términos sencillos y ejemplos relevantes para ayudar a tus pacientes a entender la gravedad del problema. Por ejemplo, comparte tus propias historias, lo que viste en otros casos (omite nombres e identificaciones) de pacientes que han vivido algunas consecuencias de un estilo de vida sedentario y cómo han afectado su calidad de vida.

¡Grítalos! Enfatiza los Beneficios 

Una vez que has establecido los riesgos del sedentarismo, es hora de cambiar el enfoque hacia los beneficios de un estilo de vida más activo.

Habla sobre cómo el ejercicio regular puede mejorar la salud cardiovascular, aumentar la energía, mejorar el estado de ánimo y la salud mental y ayudar a mantener un peso saludable.

Pero no te limites a mencionar los beneficios físicos. También es importante destacar los beneficios emocionales y cognitivos del ejercicio. Es decir, la actividad física no solo puede mejorar la salud física, sino que también puede aumentar la autoestima, ¡reducir el estrés! y mejorar el rendimiento cognitivo.

Esta es la clave: Recomendaciones Personalizadas

Eres su doctor, tú conoces su salud mejor que nadie.

Es el último paso en este arduo proceso, y tal vez el más complicado. Proporcionar orientación práctica y personalizada puede cambiar todo el panorama.

Tu paciente confía en ti, asi que recuerda que no todos pueden practicar los mismos tipos de ejercicio. Por ello, trabaja de forma multidisciplinaria con otros profesionales y ofrecele a cada paciente la oportunidad de desarrollar un plan de actividad física que sea seguro, factible y atractivo para ellos.

Esto puede incluir una variedad de actividades, desde caminar y nadar hasta yoga y levantamiento de pesas. Lo importante es encontrar algo que el paciente disfrute y esté dispuesto a hacer regularmente.

Además, dale recursos y estrategias para superar obstáculos comunes, como la falta de tiempo o la motivación. Podrías sugerir aplicaciones de seguimiento de actividad física, grupos de ejercicio locales o incluso programas de ejercicio en casa para aquellos con horarios ocupados.

Lee también: Argumentos sobre beneficios del aceite de pescado y dosis correctos de suplementos

Recuerda que la comunicación efectiva es clave para tu práctica. Ayudar a tus pacientes a entender que no se están moviendo lo suficiente, es solo el primer paso para un tratamiento integral. 

Por ello, generarles una conciencia del problema, el énfasis en los beneficios de la actividad física y la orientación personalizada pueden hacer una gran diferencia.

Y recuerda, el objetivo no es avergonzar ni juzgar, sino empoderar a los pacientes para que tomen decisiones informadas sobre su salud. Como profesional de la salud, tienes la oportunidad de hacer una diferencia significativa en la vida de tus pacientes al promover un estilo de vida activo ¡Atrévete!

Fuentes Consultadas